Hace unos días asistimos a la ceremonia de entrega de los Premios
Óscar. En esta ocasión, el actor Leonardo DiCaprio optaba al premio como mejor
actor principal por la película The
Revenant (El Renacido), al cual
ya había sido nominado en tres ocasiones en el pasado, además de su nominación
en 1993 como mejor actor de reparto por el filme What's
Eating Gilbert Grape?
(¿A quién ama Gilbert Grape?). Sin embargo, a pesar de sus grandes
actuaciones en The Aviator (El Aviador), The Wolf of Wall Street (El
Lobo de Wall Street) y Blood Diamond
(Diamante de sangre), no obtuvo el
reconocimiento con este prestigioso galardón. Además, no hay que olvidar que ni
siquiera fue nominado en ninguna disciplina de estos premios por su genial
trabajo en Titanic, película que
quedará grabada en la historia del cine y que será como Michel Sardou para la
música francesa: intemporal.
Pues bien, tras
tantas nominaciones fallidas y después de 22 años en busca del Óscar, este año
partía como favorito en la categoría de mejor actor –aunque para los críticos
este papel no ha sido el mejor de su carrera-, y de acuerdo con los
pronósticos, finalmente se ha hecho con el ansiado galardón (probablemente uno
de los pocos que le faltaba por lograr). Como ganador, subió al escenario a
recoger la “estatuilla” con paso firme y tranquilo, aliviado, emocionado y eufórico por
dentro, ya que se acababa de quitar un peso de encima al ganar el premio que ha
buscado con perseverancia y un gran trabajo durante sus más de veinte años de
carrera en el mundo del cine.
Sin embargo, si tuviera
que escoger una película protagonizada por DiCaprio, sin duda en la que hace el
papel más camaleónico, inteligente e interesante es en Catch Me If You Can (Atrápame
si puedes), en la que da vida a Frank Abagnale Jr., quien en plena
adolescencia y tras la dura situación en la que vive (su familia no atraviesa un
buen momento y tienen problemas económicos, además del inmediato divorcio de
sus padres), decide huir de casa y empieza a amasar una fortuna a base de
cheques falsos y a su gran capacidad y habilidad de hacerse pasar por otra
persona (piloto, médico, abogado…). Pero no todo es fácil, porque acaba encontrando
el amor en el hospital en el que “trabaja” y, usando como cebo a su prometida,
el FBI está a punto de pillarle, pero logra escapar del país volviendo a
hacerse pasar por piloto de avión. Finalmente, le acaban pillando, pero debido
a su experiencia con las falsificaciones de cheques, acaba colaborando con Carl
(el agente del FBI encargado del caso, interpretado por Tom Hanks), con el que acaba
manteniendo una amistad.
Finalmente, no
pretendo desprestigiar a los críticos ni a la actuación del actor en The Revenant, pero a mi parecer Leonardo
DiCaprio ha desempeñado mejores papeles en el pasado por los que recibir este
Óscar.
Fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario