En la época tecnológica
en la que vivimos podemos encontrar el rastro de la televisión en cualquier
lugar. Y sí, también se puede afirmar que la sociedad es un fiel reflejo de la
televisión, siendo el origen de todo este entramado la capacidad de convicción
y la influencia que ésta ejerce sobre nosotros. Podemos considerar este hecho
como beneficioso para las personas, ya que si se nos ofrece una buena
información y programas útiles para enriquecer nuestros conocimientos la
podremos utilizar como medio de aprendizaje. Pero al igual que en internet,
todo lo que encontramos en la “caja mágica” no es de provecho. Es más, la
mayoría de programas son tóxicos y no aportan nada de información que podamos
utilizar en nuestras vidas, creando de esta forma unos estereotipos en la
sociedad de lo más curiosos.
Por un lado, existen programas y campañas lúdicas que los niños en su
periodo de aprendizaje agradecerán a su futura formación y les dará cierta
ventaja. En primer lugar, encontramos los dibujos animados que ofrecen a los
más pequeños un método de enseñanza (de los colores, del abecedario, de los
animales…) adaptado a sus necesidades y capacidades. En segundo lugar, podemos
distinguir los documentales de diferentes emisoras (La 2, Discovery Max…), que
nos aportan conocimientos en diferentes campos, según el tema a tratar,
dirigidos en su mayoría a todo tipo de telespectadores. También cabe mencionar
los concursos televisivos, presentes en la mayoría de cadenas, que siempre ayudan
a nuestro cerebro a ejercitarse y nos obliga a reflexionar sobre lo que
sabemos. Y por último pero no por ello menos importante, encontramos los debates
televisivos (no confundir con Sálvame
y similares) y los programas de
entrevistas, que nos pueden ayudar a comprender mejor algunos sucesos y eventos
del día a día.
Por otro lado, están los reality
shows y programas de “entretenimiento”, que no aportan nada provechoso ni
bueno. Para empezar, la repercusión de este tipo de programas (Gran Hermano, Supervivientes, Mujeres Y
Hombres Y Viceversa…) crea en la gente que los visualiza un afán por copiar
a sus participantes, algo realmente denigrante, ya que promueven valores totalmente
negativos, como la falta de respeto, los
insultos y el culto al cuerpo, dejando atrás la inteligencia, entre otros.
Por último, están los verdaderos programas de entretenimiento, como la
enorme variedad de series que encontramos o las diferentes películas que emiten
en cada canal. Este último grupo constituye un apartado neutro, ya que no
ofrece ningún tipo de conocimiento ni malos estereotipos a seguir, sino que son
simplemente para satisfacer nuestros gustos.
Para acabar, tenemos que apreciar que la tele es un medio de comunicación
muy útil y provechoso, como la red, pero debemos saber diferenciar en todo momento
qué fuentes o canales serán útiles o simplemente placenteros de los que dañan las
calles y sus personas.
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